Editorial
Este año hemos sido parte de muchas manifestaciones que se han organizado y que, por supuesto, por “tradición” hemos tenido que estar presente. Cuando le preguntamos a las “victimas” de la represión, que sufren día a día por parte de las autoridades, nos dicen que han seguido todos los conductos regulares y que han agotado las oportunidades de solucionar los problemas de forma pacífica, sin embargo no son escuchados. Por otra parte, las autoridades dicen que los alumnos no se sientan a conversar con ellos y, que simplemente las cosas se radicalizan, llegando a extremos indeseados.
¿No será que a nuestro querido Liceo, se le ha olvidado el diálogo y la inteligencia, que son rasgos que nos diferencian de los animales y que nos hacen “humanos”¿ ¿no será que los líderes actuales no están siendo democráticos y que tan sólo están siguiendo sus ideales, que muchas veces son demasiados extremistas? Son ellos mismos los que dicen que TODAS las decisiones son tomadas en conjunto con TODOS los alumnos; es malo y, muy malo ser absolutista y totalitaristas, decir que TODOS somos parte de sus decisiones, siendo que los hechos demuestran lo contrario: alumnos que sólo quieren faltar a clases y que en días que se llama a paro, vienen igual a clases y al saber que no tienen que justificar al día siguiente, se van felices a descansar a sus hogares, mientras otros, que no sobrepasan los 30 “aperrados” del liceo, van a todas.
Inevitablemente, no se puede olvidar que los mismos que critican hoy la conducción del ex centro de alumnos en la “revolución pingüina” del año 2006, son los mismos que hoy van a todas y se olvidan que el año pasado, en la toma del EMG, de 2500 alumnos, solo participaron 100 o a lo más 200.
No caigamos en actitudes anti-democráticas, respetemos a todos, porque si bien la asamblea de presidentes no lo es todo, sí es importante; no representa a la inmensa mayoría del liceo, no olvidemos tampoco, que los estudiantes quieren estudiar y con este tipo de manifestaciones, no se puede estudiar y menos mejorar la educación.
Este año hemos sido parte de muchas manifestaciones que se han organizado y que, por supuesto, por “tradición” hemos tenido que estar presente. Cuando le preguntamos a las “victimas” de la represión, que sufren día a día por parte de las autoridades, nos dicen que han seguido todos los conductos regulares y que han agotado las oportunidades de solucionar los problemas de forma pacífica, sin embargo no son escuchados. Por otra parte, las autoridades dicen que los alumnos no se sientan a conversar con ellos y, que simplemente las cosas se radicalizan, llegando a extremos indeseados.
¿No será que a nuestro querido Liceo, se le ha olvidado el diálogo y la inteligencia, que son rasgos que nos diferencian de los animales y que nos hacen “humanos”¿ ¿no será que los líderes actuales no están siendo democráticos y que tan sólo están siguiendo sus ideales, que muchas veces son demasiados extremistas? Son ellos mismos los que dicen que TODAS las decisiones son tomadas en conjunto con TODOS los alumnos; es malo y, muy malo ser absolutista y totalitaristas, decir que TODOS somos parte de sus decisiones, siendo que los hechos demuestran lo contrario: alumnos que sólo quieren faltar a clases y que en días que se llama a paro, vienen igual a clases y al saber que no tienen que justificar al día siguiente, se van felices a descansar a sus hogares, mientras otros, que no sobrepasan los 30 “aperrados” del liceo, van a todas.
Inevitablemente, no se puede olvidar que los mismos que critican hoy la conducción del ex centro de alumnos en la “revolución pingüina” del año 2006, son los mismos que hoy van a todas y se olvidan que el año pasado, en la toma del EMG, de 2500 alumnos, solo participaron 100 o a lo más 200.
No caigamos en actitudes anti-democráticas, respetemos a todos, porque si bien la asamblea de presidentes no lo es todo, sí es importante; no representa a la inmensa mayoría del liceo, no olvidemos tampoco, que los estudiantes quieren estudiar y con este tipo de manifestaciones, no se puede estudiar y menos mejorar la educación.
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